Una pareja de pingüinos magallánicos tuvieron un huevo que a los pocos días abandonaron, algo que no es inusual en esta especie en su hábitat natural. Ante este hecho, hubo que actuar rápidamente y los cuidadores y veterinarios de Faunia decidieron trasladar ese huevo de su nido a una incubadora artificial donde finalizaría su periodo natural de 42 días de incubación.
El pasado 11 de julio un pequeño polluelo de pingüino magallánico rompió el cascarón. Al nacer pesaba tan sólo 64 gramos. Las primeras semanas de vida de un pingüino son críticas y en este momento comenzó la labor más difícil: la correcta alimentación del polluelo, que necesitaba comer 5 veces al día un total de la mitad de su peso corporal. Los veterinarios le daban de comer a través de una jeringuilla una papilla elaborada con pescado, calamar y enriquecida con suero, sales y calcio.
Este método de alimentación resultó un éxito y a los pocos días el polluelo pasó a pesar 500 gramos, momento en el que se le sustituyó la papilla por pequeños trozos de pescado crudo. Actualmente su crecimiento evoluciona muy favorablemente y ya ronda los 2 kilos de peso. Ya es capaz de comer a diario medio kilo de pescado crudo, siempre con la ayuda de los cuidadores y veterinarios de Faunia quienes se han convertido por derecho propio en sus auténticos padres adoptivos. De hecho, el bebé de pingüino, ante la mera visión de sus cuidadores y veterinarios, pía incesantemente para pedirles comida, como de si sus padres pingüinos se trataran.
El polluelo de pingüino aún no tiene nombre y por este motivo Faunia busca colaboración. Todos aquellos interesados en aportar sus sugerencias para dar un nombre a este pequeño pingüino lo pueden hacer a través de la página de Faunia en Facebook (www.facebook.com/parquefaunia) y en www.faunia.es.
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