Para ello han creado un aparato bautizado como la Máquina Cuántica Enigma, en referencia al dispositivo de encriptación nazi descubierto por Alan Turning en la Segunda Guerra Mundial.
Recreación de la Máquina de Enigmas de los Nazis.
Mientras que un sistema binario permite solamente una de dos posiciones con cada bit de información, las ondas de fotones pueden ser alteradas de muchas más formas: el ángulo de inclinación puede ser cambiado, la longitud de onda se puede hacer más larga o más corta, y el tamaño de la amplitud puede ser modificado.
Puesto que un fotón tiene más variables, la clave cuántica para cifrar y descifrar el mensaje puede ser más corta que el propio mensaje.
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