Entre sus huéspedes figuran una amplia variedad de animales salvajes y domésticos como vacas, ovejas y cabras. Muchas aves son resistentes a la infección, pero los avestruces son vulnerables y han sido identificados como el origen de casos humanos.
Puede haber transmisión entre seres humanos en casos de contacto con la sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas.
Los síntomas comienzan de forma súbita, en forma de fiebre, dolor muscular, mareos, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia. También puede haber náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y dolor de garganta al principio, bruscos cambios de humor y confusión.
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