Las auroras boreales se forman en una zona circular sobre los polos de la tierra. Los electrones que conforman las radiaciones solares producen una emisión espectral cuando alcanzan a las moléculas de gas que se encuentran en la magnetósfera, parte de la atmósfera terrestre que protege a la Tierra del viento solar, y provocan una excitación a nivel atómico que da como resultado una luminiscencia.
El bombardeo de partículas subatómicas procedentes del Sol provoca luces que van del violeta al rojo, el espectáculo dura unos 20 minutos cuando la actividad termina y los colores se desintegran en una luz difusa que se extiende por todo el cielo.
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