El Nematomorfo:
Este parásito es capaz de inducir a los saltamontes al suicidio. Un grupo de biologos franceses descubrieron que, al ser ingeridos por los saltamontes, probablemente a través del agua, crecen hasta ocupar su cuerpo y liberan una proteína que afecta al sistema nervioso del saltamontes, induciéndoles a ir a zonas húmedas, pues el parásito se reproduce en el agua. Entonces el parásito que ya ha conseguido un buen tamaño, abandonan al húesped, dejando que el saltamontes se ahogue.
Otro es el Leucochloridium paradoxum:
Este parásito suele aparecer en caracoles y lo que ocurre es lo siguiente: un caracol ingiere excrementos de pájaro infectados con las larvas del parásito, que crecen hasta convertirse en esporocistos. Éstos crecen en forma de largos tubos que invaden los ojos de los caracoles, transformándolos en una extremidad palpitante y llamativa.
El caracol se comporta como una marioneta, sale al sol, cuando normalmente está escondido, y se convierte en presa fácil de los pájaros.Entonces, el parásito empezará a desarrollarse en el interior del pájaro, donde alcanzará la edad adulta. Más tarde, el pájaro lo expulsará con sus excrementos, comenzando de nuevo el ciclo.
Ophiocordyceps unilateralis
Las hormigas no gustan a nadie, pero llegan a dar pena cuando se descubre lo que les ocurre cuando se encuentran con el hongo Ophiocordyceps unilateralis.
Cuando son invadidas por éste, las hormigas se comportan erráticamente y actúan como zombis: el parásito controla su cerebro y las hace trasladarse a un lugar adecuado para que el hongo pueda esparcir sus esporas, matando después a la hormiga.
La multiplicación de las células de los hongos en la cabeza de las hormigas hace que los músculos que abren y cierran la mandíbula se desprendan, por lo que cuando las obligan a morder la vena principal del envés de una hoja, como descubrió que hacían un estudio de 2009, son incapaces de soltarla después de morir.
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